додому Без рубрики Resiliencia ártica: combinación de ciencia y conocimiento indígena

Resiliencia ártica: combinación de ciencia y conocimiento indígena

El Ártico se está calentando a un ritmo alarmante –de dos a cuatro veces más rápido que el resto del mundo– y este rápido cambio está impactando directamente la seguridad alimentaria de millones de personas que dependen de especies como la trucha ártica, un alimento básico crucial en las dietas del norte.
Investigaciones recientes subrayan que integrar la ciencia occidental con el conocimiento profundo y milenario de las comunidades indígenas no sólo es éticamente importante, sino esencial para una adaptación efectiva.

El cambiante ecosistema ártico

El cambio climático está remodelando los ecosistemas árticos, afectando particularmente a la pesca. Los estudios dirigidos por Marianne Falardeau, ecologista marina polar de la Universidad TÉLUQ en la ciudad de Quebec, demuestran cómo esta integración puede hacer que la pesca en pequeña escala en el Ártico sea más resiliente.
Su trabajo destaca el valor único de combinar datos científicos con observaciones directas de los pescadores inuit. Un estudio de 2022, por ejemplo, utilizó datos biofísicos sobre el carbón ártico y la experiencia vivida por los pescadores para evaluar los cambios en los patrones de migración de los peces durante 30 años. Este enfoque holístico captó los efectos de los cambios estacionales del hielo en la dieta y la calidad de los peces.

El poder del conocimiento colaborativo

Falardeau enfatiza que su investigación sería imposible sin estas asociaciones: “En el Ártico, hay pueblos indígenas que han estado viviendo allí durante milenios; tienen un conocimiento profundo sobre la tierra, el océano, los animales y cómo están cambiando”.

No se trata simplemente de incluir voces indígenas; se trata de reconocer un cuerpo de conocimiento preexistente que complementa la investigación científica. Un ejemplo muestra cómo los ancianos inuit observaron que el carbón ártico se desplazaba más lejos de la costa debido al calentamiento de las aguas poco profundas, una hipótesis que se alineaba con los datos biológicos que el equipo de Falardeau estaba recopilando. Esto ilustra cómo las observaciones granulares y a largo plazo realizadas por quienes viven en la tierra pueden llenar los vacíos en los estudios científicos a corto plazo.

Abordar las barreras sistémicas en la ciencia

Falardeau también reconoce los desafíos sistémicos dentro del mundo académico, particularmente para las mujeres en la investigación de campo. Señala que incluso el equipo básico, como los trajes de campaña, suele estar diseñado para hombres, y la capacitación en preparación para emergencias rara vez considera las necesidades específicas de cada género. Estas barreras sutiles pero significativas refuerzan la importancia de las prácticas inclusivas en todas las etapas del trabajo científico.

Una perspectiva esperanzadora

A pesar de la dificultad de medir el impacto inmediato, Falardeau sigue siendo optimista. Ella observa un cambio creciente en el mundo académico hacia la valoración de la investigación colaborativa e interdisciplinaria. Esta evolución está impulsada por el reconocimiento de que las soluciones efectivas al cambio climático del Ártico requieren no sólo experiencia científica, sino también la sabiduría vivida de quienes se han sustentado en la región durante generaciones.

“Hay muchas esperanzas en cuanto al futuro de la investigación.”

El futuro de la resiliencia del Ártico depende de cerrar la brecha entre el conocimiento ecológico tradicional y la ciencia moderna, asegurando que las estrategias de adaptación estén informadas y sean equitativas.

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