Un paracaidista, Gabe Brown, fue capturado en una impresionante fotografía aparentemente cayendo a través de la superficie del sol, gracias a la meticulosa planificación y ejecución del astrofotógrafo Andrew McCarthy. La imagen, denominada “La caída de Ícaro”, requirió una coordinación precisa entre un piloto, un paracaidista y técnicas avanzadas de imágenes solares.
El concepto imposible
McCarthy experimentó por primera vez fotografiando tránsitos solares utilizando el lanzamiento de un cohete SpaceX con un filtro de hidrógeno alfa (h-alfa) especializado, que revela estructuras solares detalladas. Esto generó la idea de capturar una silueta humana contra el sol. El desafío no era simplemente realizar la inyección, sino hacerla segura y científicamente viable.
La física del disparo
El intento dependía de alinear la altitud del sol con la trayectoria del avión y del paracaidista. Demasiado alto y el tránsito sería demasiado breve; demasiado bajo y un despliegue seguro del paracaídas sería imposible. El equipo calculó un “punto óptimo” donde el salto podría ejecutarse de forma segura, manteniendo a Brown dentro de la estrecha profundidad de campo del telescopio. Esto significaba que, a una altitud incorrecta, su imagen se volvería borrosa.
La ubicación y la configuración
El equipo eligió Willcox Playa Fly-In en Arizona, un vasto lecho de lago plano, como su espacio aéreo abierto. El piloto necesitaba una línea de visión clara hacia la posición de McCarthy en tierra, lo que permitiera una alineación precisa. La instalación incluyó un conjunto de telescopios:
– Lunt 60 mm h-alpha con Powermate y cámara ASI de 1600 mm
– Refractor doblete AR 127 mm con filtro hidrógeno-alfa y ASI 174 mm
– Sky-Watcher Esprit 150mm modificado con cuña Lunt y Z CAM E2-S6
– Canon R5 con lente de 800 mm y filtro de luz blanca
La ejecución
El piloto utilizó la luz solar reflejada para dirigir el ultraligero a su posición mientras McCarthy seguía la aproximación del avión. Una vez alineado, el piloto recibió una señal verbal de McCarthy y Brown saltó. El equipo necesitó seis pasadas en una hora, mientras salía el sol, lo que hizo que la alineación fuera cada vez más difícil.
McCarthy se centró en una región particularmente activa del sol, capturando detalles intrincados como llamaradas y espículas. La imagen final se ensambló a partir de más de 100 mosaicos, lo que proporcionó un contexto de disco completo y un recorte ajustado de la silueta de Brown.
“Fue un momento increíble capturar eso y verlo suceder en vivo en los monitores”, dijo McCarthy.
La “Caída de Ícaro” es un testimonio de la intersección de precisión, comprensión científica y ambición audaz.

























