Los científicos han desenterrado un descubrimiento notable en la Antártida: una muestra de hielo de 6 millones de años de antigüedad, el hielo datado directamente más antiguo jamás encontrado. Este avance permite a los investigadores reconstruir el clima de la Tierra a partir de un período significativamente anterior a lo que era posible anteriormente, proporcionando información valiosa sobre los patrones climáticos a largo plazo.
Edad y significado sin precedentes
El hielo recién descubierto tiene más del doble de edad que las muestras de hielo más antiguas conocidas, que datan de aproximadamente 2,7 millones de años. Los núcleos de hielo son esencialmente cápsulas del tiempo, lo que permite a los científicos vislumbrar cómo era el planeta hace millones de años. El hielo que bate récords, junto con las burbujas de aire atrapadas en su interior, proporciona una ventana única a un pasado muy diferente del presente.
Un vistazo a la época del Mioceno
El hielo y el aire atrapado se remontan al Mioceno (hace entre 23 y 5,3 millones de años). Durante este período, la Tierra experimentó temperaturas considerablemente más cálidas, niveles del mar más altos y sustentó una amplia gama de criaturas ahora extintas. Entre ellas se encontraban especies icónicas como los gatos con dientes de sable, los okapis parecidos a jirafas, los rinocerontes árticos y los primeros mamuts. Comprender las condiciones climáticas que permitieron que estas especies prosperaran ofrece un contexto crítico.
El descubrimiento en Allan Hills
El notable hielo fue descubierto en la remota zona de hielo azul de Allan Hills en la Antártida Oriental, entre 2019 y 2023. Esta región de gran altitud, ubicada aproximadamente a 2.000 metros (6.500 pies) sobre el nivel del mar, resultó ideal para la preservación de este hielo antiguo. Los investigadores extrajeron muestras perforando a una profundidad de hasta 200 metros (660 pies) en la capa de hielo.
Saliendo del hielo antiguo
Los científicos fecharon con precisión los núcleos de hielo mediante una técnica precisa: medir la desintegración radiactiva de los isótopos de argón dentro de las bolsas de aire atrapadas en el hielo. Además, el análisis de los isótopos de oxígeno proporcionó datos valiosos que confirman que la región de Allan Hills se ha enfriado alrededor de 22 grados Fahrenheit (12 grados Celsius) durante los últimos 6 millones de años. Esta tendencia de enfriamiento gradual ofrece una perspectiva a largo plazo sobre la historia de la temperatura de la Tierra.
Contextualizando el cambio climático moderno
Si bien la Antártida –y la Tierra– se han enfriado gradualmente durante los últimos milenios, la actividad humana ahora está acelerando el calentamiento global al liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Los investigadores esperan que, al estudiar estos antiguos núcleos de hielo, puedan descifrar los niveles pasados de gases de efecto invernadero y calentamiento de los océanos y así obtener una mejor comprensión de las fuerzas naturales que han dado forma al clima de la Tierra a lo largo de la historia. Este conocimiento es esencial para distinguir la variabilidad climática natural de los cambios inducidos por el hombre.
Los factores preservantes
La capacidad de la región de Allan Hills para preservar hielo tan antiguo se atribuye a una combinación única de factores. Estos incluyen el movimiento constantemente lento del hielo a través de la superficie, combinado con la accidentada topografía montañosa que efectivamente bloquea el hielo en su lugar. Los investigadores aún continúan investigando las condiciones específicas responsables de la excepcional conservación del hielo.
“Todavía estamos trabajando en las condiciones exactas que permiten que un hielo tan antiguo sobreviva tan cerca de la superficie”, explicó Shackleton. “Junto con la topografía, es probable que sea una mezcla de vientos fuertes y un frío intenso. El viento se lleva la nieve fresca y el frío ralentiza el hielo hasta casi detenerlo. Eso hace de Allan Hills uno de los mejores lugares del mundo para encontrar hielo viejo poco profundo, y uno de los lugares más difíciles para pasar una temporada de campo”.
El descubrimiento de este hielo de 6 millones de años proporciona datos invaluables para los científicos que estudian las tendencias climáticas a largo plazo y ofrece una perspectiva crucial sobre el cambio climático de la Tierra a lo largo del tiempo profundo. Esta comprensión es clave para predecir mejor los escenarios climáticos futuros y desarrollar estrategias para mitigar los impactos del calentamiento inducido por el hombre.
